domingo, 16 de noviembre de 2014

Un golazo de Rubén Sobrino da el triunfo a la Ponferradina en El Sadar ante Osasuna



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La Deportiva puso fin en el histórico El Sadar a su racha de empates (cuatro consecutivos). El equipo berciano le jugó de tú a tú a Osasuna en su feudo y sale de Pamplona (0-1), además de con el botín de los tres puntos, con la moral reforzada en vistas a los próximos enfrentamientos ante el Barcelona B y el Zaragoza, dos huesos que presumiblemente serán duros de roer, pero que pueden marcar el devenir de los blanquiazules en la competición. Un solitario pero espectacular tanto de Rubén Sobrino marcó la diferencia en un partido marcado por la igualdad pero en el que la Deportiva hizo más méritos que su rival para hacerse acreedor del triunfo.

Manolo Díaz sorprendió de entrada al alinear a Prieto —salvó el empate en el 92´— en el once inicial en detrimento de Dinu, indiscutible hasta la fecha en la portería blanquiazul, y a Óscar Ramírez por Carpio en el lateral derecho. Algo menos extrañó la alineación de Andy en el centro de la zaga berciana. El centrocampista granadino ya había actuado esta temporada en esa zona en momentos puntuales y ayer volvió a hacerlo para acompañar a Alan Baró en el eje de la retaguardia. Ambos se entendieron a las mil maravillas a lo largo de todo el encuentro.

La primera parte no dio mucho de sí. Al menos en los primeros compases. No obstante, fue la Deportiva quien con más ganas e intención buscó la portería rival. A pesar de todo, no se vio mucho fútbol. Tras unos primeros compases de tanteo, Osasuna se hizo con el balón, aunque su teórico dominio resultó infructuoso. Sin la pelota en su poder la Deportiva se encontró comodísima. A la hora de defender formó con una línea de cuatro atrás y cinco hombres por delante que cerraban todas las vías de ataque rojillas. Al ver que los espacios a partir de tres cuartos de campo brillaban por su ausencia, Osasuna se fue desquiciando poco a poco. Todo lo contrario que los discípulos de Díaz, que conforme avanzó el partido se fueron gustando más y más. Pablo Infante y Rubén Sobrino fueron los principales baluartes bercianos en el tramo del choque en el que la balanza se inclinó del lado berciano. El punta burgalés llevó siempre peligro a balón parado, mientras que el de Daimiel hizo lo propio a través de su movilidad y velocidad.

Sobrino fue una pesadilla continua para la defensa del Osasuna. Fue él el que puso el partido patas arriba. Una genialidad suya desembocó en el primer gol del choque. El ex de la cantera del Real Madrid recogió el balón en el centro del campo escorado a la derecha, se revolvió, y tras dibujar una preciosa diagonal cargó su pierna izquierda para acabar colocando el balón en la escuadra de Santamaría. El inteligente movimiento de Berrocal ayudó a que la jugada llegara a buen puerto. El cordobés arrastró a los centrales y abrió la veda para su compañero.

A partir de ese momento la decoración del encuentro varió. Osasuna, que hasta esos momentos apenas había ofrecido señales de vida en ataque, despertó de su letargo y abandonó su madriguera para cercar la portería de Prieto. El choque ganó entonces en intensidad, pero la Deportiva no vio peligrar su ventaja merced a su excelente trabajo defensivo y de brega en el centro del campo. Sólo un cabezazo de Vujadinovic a la salida de un saque de esquina que se estrelló en el palo metió el miedo en el cuerpo de la plantilla berciana.

Tras el paso por vestuarios, Osasuna endureció el partido y salió beneficiado de ello. Manolo Díaz decidió entonces mover sus fichas. Retiró del terreno de juego a Óscar Ramírez e introdujo a Carpio en su lugar. El cambio dio algo de aire a la Deportiva por el costado derecho, pero el equipo blanquiazul se vio obligado a retrasar sus líneas como consecuencia del empuje osasunista.
En los últimos 25 minutos de juego el partido ya se rompió por completo. Jan Urban metió en el campo a Olavide y Onwu y el Osasuna se fue a la desesperada a por el empate. Éste pudo llegar en una melé dentro del área berciana que se resolvió con un despeje cuando el gol ya se cantaba en El Sadar. También en un disparo de Kenan Kodro que desvió, providencial, Alan Baró en el interior del área chica. La Deportiva también dispuso de ocasiones para dejar el encuentro visto para sentencia.

Si en la primera parte había sido Rubén Sobrino el estilete blanquiazul, en la segunda lo fue Berrocal. El cordobés bordó el fútbol de espaldas a la portería en el segundo acto y habilitó en un par de ocasiones a sus compañeros para que pusieran la puntilla al Osasuna. Tuvo la suya, a la vez, en un remate cruzado que atajó el portero del Osasuna, Santamaría, sensacional ayer a lo largo de toda la tarde.

Las expulsiones de Olavide (89´) y Vujadinovic (93´) dejaron sin opciones a Osasuna en el tramo final. Aún así, el equipo rojillo rozó el empate en un cabezazo a bocajarro del propio Vujadinovic cuando el partido moría que Prieto desbarató con una parada de antología que quedará grabada en la retina de todos los aficionados que ayer se desplazaron hasta El Sadar y que vieron la primera victoria de la Deportiva en su campo.

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