martes, 3 de febrero de 2015

Otro partido lamentable (3-0)


El Daimiel RCF pasó con más pena que gloria por el Manuel Trujillo de Almagro. Los de Paco García-Moreno volvieron a mostrar una indolencia impropia de un equipo que ha demostrado con creces que puede hacerlo bastante mejor. Se encontraron a un equipo mucho más necesitado que el Daimiel y que le puso muchas más ganas a un embite en el que los blancos defraudaron. Tanto en el planteamiento como en la ejecución. Si el Daimiel tuvo un plan, una estrategia o simplemente ganas de llevarse el partido de Almagro, debieron quedarse en la caseta. Todo se hizo mal.

Eso sí, si el Almagro fue mejor en todas las facetas (salvo, paradójicamente, en los córneres, donde el Almagro botó dos, los dos en el segundo tiempo, y el Daimiel cuatro) si bajamos al detalle, queda el mal sabor de boca, las imágenes son irrefutables, de que la ejecución del triunfo está presidida por dos goles que no debieron subir al marcador, el primero, por mano de Santi Bada que hasta tres jugadores del Daimiel protestan nada más producirse la acción; y el tercero en un fuera de juego clamoroso de Albertillo que no quiso ver el asistente, preludio del gol de Ivanchu (que dobla las manos a Astillero). Amén del segundo gol, nada más comenzar la segunda parte (y van dos, contando el día de Talavera) en propia puerta, para más Inri, en un centro que iba de de dentro a afuera. No, el Daimiel no hizo méritos para ganar en Almagro, pero no tuvo la suerte de cara ni las decisiones arbitrales en esos momentos puntuales le fueron propicias.

Primer gol, en mano clara
El Almagro tenía muy estudiado al Daimiel (se supone que al revés igual, pero no se demostró) y cambió su juego para mandar balones largos constantemente a la espalda de la defensa. Eso, y presionar la salida de balón sabedores de que el Daimiel no tiene un centro del campo especialmente técnico y que Francis tampoco tuvo su día. Pero el gol, como casi-casi, estaba previsto en el guión, vino de una falta lateral tras una mala salida de balón por parte visitante. La pelota fue al segundo palo y allí Santi Bada se la preparaba con la mano, de forma irrefutable, protestada por tres jugadores blancos al instante, y disparaba de forma rasa junto al poste donde Astillero no llegó. Minuto 10, 1-0 a balón parado y nuevamente a remar contracorriente. Sin duda alguna las bajas en el centro de la defensa de Dachu, José Carlos y Rubio están pasando factura.

El gol reafirmó a los locales en sus planteamientos mientras que el Daimiel empeoró, si cabe, su situación. Indolencia atrás, dificultades para maniobrar, nadie salvo Wuy que tratara el balón con criterio, laterales y extremos desaparecidos. Nada. Lo extraño es que ante ese panorama el Almagro no tuviera más acercamientos a puerta. Uno lo propicio un mal despeje de Astillero que dio en la chepa de Ureña y luego éste no concretó quizá porque no supo donde cayó el balón. Y el otro, mucho más claro, no fue gol de forma inverosímil porque Ureña de nuevo no conectó con una pelota que estaba a un metro de la línea de gol y sacaba Astillero cuando parecía imposible.

Así se llegaba al descanso. Sin noticias en ataque del Daimiel, nada de nada, con enorme margen de mejora ante un Almagro más intenso y que buscaba claramente la espalda de la defensa una y otra vez pero sin demasiado acierto.

Segundo gol, en propia puerta
Paco García-Moreno movía ficha en el descanso dejando en el banquillo a un desdibujado Francis por un Jesús que no se acerca ni a la sombra de lo que se espera de él. Y una vez más, si hubo un planteamiento para tratar de reformar el desaguisado, se diluyó pronto con el segundo gol almagreño. Un centro desde casi la línea de fondo, a la derecha de Astillero, dentro a fuera, lo remataba de forma extrañísima Negrete al fondo de su propia portería. Era la guinda a un partido del lateral izquierdo que no va a recordar con especial cariño.

Ese segundo gol, en un momento verdaderamente clave, hundió al Daimiel que pasó por unos minutos de auténtico castigo. Los blancos demostraron una incapacidad de reacción preocupante. El Almagro se vino arriba y en todos los balones parados (menos mal que sólo botaron dos córneres en todo el partido) se olía el peligro. Carlos García, a la salida de una falta lateral, remató en el segundo palo (todas las faltas eran iguales y todas se defendieron mal) con la cabeza y ese balón, que merecía el premio del gol, se iba fuera.

Tercer gol, en fuera de juego
El colmo de las desgracias de los blancos llegaba con el tercer gol. La jugada nace de un saque largo de Alberto, Ricardo se la traga estrepitosamente, entonces toca de cabeza Ureña dejando en fuera de juego clarísimamente a Albertillo. El asistente no quiso verlo, y, dicho sea de paso, el arbitraje de Sevilla Lérida y sus asistentes, fue muy malo, con un criterio malísimo a la hora de aplicar leyes de la ventaja y cuestiones técnicas, amen de los asistentes que estuvieron muy flojos durante el partido.

El caso es que Javivi, que venía de atrás, llegó antes que Albertillo, pero el despeje es defectuoso cayéndole el balón a Ivanchu, que éste sí agarra un zapatazo desde fuera del área que, pese a que Astillero, más colmo todavía, llega a tocar, se le dobla la mano y el balón acaba en el fondo de la portería. Con 3-0 en el minuto 60 y con la imagen que estaba dando el Daimiel, el resultado era susceptible de empeorar. Lo dicho, ni suerte, ni decisiones arbitrales estuvieron de parte del Daimiel.


Así David Narváez e Ivanchu, éste de falta, pusieron a prueba a Astillero que abortaba el peligro. Poco a poco el Almagro fue apagando su ímpetu y dio por bueno el 3-0. Los cambios tampoco ayudaron a los locales y mejoraron algo al Daimiel. En los últimos diez minutos los blancos intentaron maquillar el marcador. Y lo pudieron conseguir con un diparo de Jona al larguero y un remate de cabeza de Javivi que salió fuera por muy poquito. Entremedias, Santi Rozas no supo batir a Astillero en un mano a mano y Alberto dio algún que otro susto a la parroquia local con algunas dudas en balones aéreos que blocó con ciertas dificultades.

Al final victoria merecida local, por juego, por ocasiones, por planteamiento y por actitud, pero con el amargo sabor para los visitantes de dos goles que se materializaron de forma ilegal, y otro en propia puerta. El Daimiel está en un nivel bajo anímico y de juego, pero "con lo mal que está" todavía está por delante en la clasificación no sólo de los tres que bajan directamente (ahora mismo, Hellín, G. Alcázar y La Gineta), puestos que, por cierto, el Daimiel no ha pisado en toda la Liga; y también está por encima de los tres posibles arrastres, Ciudad Real, Toledo B y Almagro (amén de que el Puertollano, también está por debajo de los blancos).

Eso sí, se ha perdido una buena ocasión de poner tierra de por medio ante un rival directo, el Almagro, por la consecución de la permanencia. Pero parece que es el Daimiel el que tiene que preocuparse por la permanencia (que lo tiene que hacer, porque nada hay conseguido) y no los demás.

FICHA TÉCNICA
3 ALMAGRO: Alberto, Peli, De la Hoz, Juanma, Carlos García, Gascón, Albertillo (Juanlu, min. 72), Santi Bada (David Narváez, min. 57), Ureña (Santi Rozas, min. 65), Pedro e Ivanchu.

0 DAIMIEL: Astillero, Fernando, Negrete, Aarón, Ricardo, Javivi, Adri (Dani Pareja, min. 82), Wuy, Sergio, Francis (Jesús, min. 45) y Párraga (Jona, min. 57).

ÁRBITRO: Sevilla Lérida, asistido en las bandas por Torosio Montañez y Nieto Cazallas. Mal el trencilla y muy mal los asistentes. Enseñó tarjetas amarillas por el Almagro a De la Hoz, Santi Bada y Gascón. Por el Daimiel la vieron Negrete, Wuy y Javivi.

GOLES:
1-0, minuto 10. Santi Bada.
2-0, minuto 46. Negrete, en propia puerta.
3-0, minuto 60. Ivanchu.

INCIDENCIAS: Unos 400 espectadores, muchos de Daimiel (y alguno de esos de los que no van a El Carmen también se dejaron caer) en una tarde soleada pero muy fría. Césped artificial en buen estado.

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